El turbo del coche se ha convertido en un elemento mecánico que, en los últimos años, se ha venido instalando en los vehículos con motores de menor cilindrada. Por ello, es una pieza clave que debemos vigilar, especialmente, en dos momentos puntuales de la conducción.
Actualmente, cualquier motor que puedas encontrar en un vehículo por pequeño o grande que sea, posiblemente tenga turbo.
¿Qué es el turbo?
El funcionamiento básico de un motor turbo es simple: se aprovechan los gases generados por el motor para impulsar más potencia y aumentar las revoluciones a la que trabaja. Dentro de este sistema se encuentra el intercooler, que no es más que un elemento para enfriar esos gases que salen calientes del motor.
Por ello, es necesario enfriar dichos gases para evitar que el sistema se caliente, debido a que el aire caliente ocupa más. Así, al enviarse aire frío al motor con el turbo, ocupa menos espacio y entra más cantidad.
En el siguiente vídeo ejemplar se muestra cómo funciona el proceso completo.
En color rojo representa los gases de escape del motor y en azul, el aire de admisión que entra:
Vídeo de animación turbocompresor BorgWarner K Series / Youtube
En el momento en el que el turbo entra en funcionamiento, debemos tener en cuenta una serie de factores para alargar la vida de esta pieza y prevenir averías:
1. En los motores equipados con turbo (la mayoría de los coches diésel y cada vez más vehículos gasolina) cada vez es más importante arrancar de forma adecuada el vehículo, para que el turbo se lubrique bien. Mantenerlo al ralentí durante un par de minutos, puede ser suficiente.
2. Por otra parte, al iniciar la marcha, sobre todo en invierno, no se deben subir las revoluciones del coche con el motor en frío (menos de 80- 90ºC). Mientras tu coche equipado con turbo no coja esa temperatura, no lo fuerces innecesariamente o las averías aparecerán en un período no superior a cinco años, en la mayoría de casos.
3. Lo mismo ocurre al estacionar el coche. Es fundamental dejar el motor al ralentí durante unos minutos. Así, el turbo se enfría y se lubrica bien, además de que la propia turbina bajará de revoluciones. Si no, a largo plazo, el turbo podría dañarse.
Con especial atención si se ha conducido de manera agresiva debido a que si el turbo se ha mantenido a altas revoluciones, puede llegar a calentarse en exceso. Y al apagar de golpe el motor, seguirá girando por la propia inercia pero sin ningún tipo de lubricación (utiliza el propio aceite del coche), por lo que sufrirá rozamientos y durará menos.
Y recordad, si necesitáis sustituir algún recambio o repuesto de vuestro vehículo, siempre podéis visitar nuestra tienda online de recambios donde disponemos de las mejores piezas a precios muy competitivos.